La Senda

Dentro de aquel primer libro se abría un capítulo llamado 'El Penitente Racional en la Senda'. Estos poemas surgieron a partir de mis paseos por el monte Gibralfaro buscando. ¿Buscando qué? Buscando algún sentido, buscándome a mi mismo. Demasiada racionalidad necesitaban una salida irracional. Algunos de estos paseos terminaron con lágrimas en los ojos, otros empezaron con borrachera. En alguno, quizás, se produjo algún milagro.
Fueron muy importantes para mi.
Aquí está el primero:

Sigo la senda perdiéndome de todo.
Sigo la senda cambiando la perspectiva
ya no vertical, ahora horizontal.
Sigo la senda dejando lejos lo diario.
Nueva burbuja tan amplia como yo.
Sigo la senda.
Más dentro, más lejos. Me pierdo.